Un 26 de agosto pero del año 1910 en el campo de Camino Carrasco y Cambay (Mtdeo) el estudiante de Ingeniería Enrique Martínez Velazco decidió probar al fin su 2° aeroplano que había construido junto a sus colaboradores, los cuatro hermanos Escofet, denominado Escofet II, luego del intento en 1909 de la construcción del Escofet I que no llegó a volar debido a la poca experiencia en sustentación, estabilidad y resistencia al aire, elementos que fueron corregidos en el 2° aeroplano.
Fue así que el motorcito Anzani de 32 hp comenzó a girar y a calentar, luego de unos minutos sus ansiados colaboradores soltaron el monoplano y Martínez Velazco carreteó unos metros, remontó logrando una altura de 10 metros y al recorrer unos 100 metros la bobina se desprendió y el aparato se vino abajo, con fractura de tibia para el joven aspirante que junto a los Escofet desistieron en seguir.
Esta hazaña estimuló a Francisco Bonilla y a su ayudante Florencio Do Pazo a comenzar la construcción de su propio aeroplano en diciembre de 1910 en un sótano de la calle Constituyente y que realizara un primer y accidentado intento de vuelo el 17 de abril de 1912 denominado Uruguay I.
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